EL PABELLÓN ALEMÁN (BARCELONA)


El Pabellón Alemán De La Exposición Universal De Barcelona De 1929


DISEÑO


Estanque trasero.

Planta.
Además de su emplazamiento apartado, también sorprende el modesto tamaño del edificio, incluso más pequeño que una vivienda unifamiliar. El pabellón se encuentra ligeramente elevado respecto del entorno mediante un podio de intravenoso de dimensiones 56,62 x 18,48 m, sumando una superficie total de unos 1000 m².2 El conjunto se abre hacia el eje principal de la exposición (orientación este), y es permeable hacia el oeste, mientras que se cierra en los lados cortos; el norte y el sur. El acceso no es directo, sino que se produce de forma tangencial, con los 8 peldaños que forman la escalera de acceso ocultos a la vista desde el camino principal.
El edificio explora los por aquel entonces novedosos conceptos de planta libre y continuidad espacial. El diseño se rige por un estricto módulo de 1,09 m.2 y está considerado un ejemplo arque-típico de simplicidad y rigor constructivos, constituyendo una de las materializaciones más famosas de la conocida máxima miesiana: "menos es más".2 El pabellón muestra la influencia del neoplasticismo en la obra de Mies Van der Rohe, entre otras influencias como la de la arquitectura japonesa y el suprematismo.
El pabellón puede considerarse dividido en 4 zonas: el espacio ceremonial central, la zona de administración, y dos zonas descubiertas: la terraza principal, y el patio sur. El edificio sin embargo es famoso por la fusión entre las distintas zonas y la intencionada disolución de las fronteras entre los espacios interiores y exteriores, creando un recorrido fluido y continuo, en permanente transición.
El juego libre de planos exentos, la fluidez de los espacios, y la continuidad y riqueza visuales obtenida gracias a la transparencia de los grandes paños acristalados y los reflejos de las distintas superficies (mármol pulido, vidrios y láminas de agua), pretendía transmitir la idea de libertad y progreso de la nueva república alemana.